Última actualización: 27/05/2019
Actualmente, más de 20 mil niños de entre 1 y 14 años mueren cada año por accidentes infantiles en los países más ricos del mundo. Los accidentes en la infancia son la tercera causa de mortalidad en menores de 15 años. ¿Sabías que la mayoría de estos accidentes se pueden prevenir y por lo tanto evitar? Es fundamental conocer los riesgos más comunes que rodean a los niños para tomar las medidas de prevención adecuadas. ¡Toma nota de estos prácticos consejos!
Los padres estamos obligados a proporcionar a nuestros hijos un entorno seguro. Desde pequeños, debemos enseñarles mediante nuestro ejemplo dónde se están los peligros así como las situaciones que suponen un riesgo para ellos.
Los educadores juegan también un papel esencial, no sólo eliminando los peligros potenciales sino educando a los niños a desarrollar habilidades para hacer frente a los riesgos, tanto dentro como fuera del hogar.
Los primeros años de vida del niño son los más vulnerables. Por eso es importante ayudarles a identificar el peligro y enseñarles medidas para prevenir los accidentes infantiles. La mayoría de estos sucesos no son fortuitos, por lo que son previsibles, y por lo tanto prevenibles.
Situaciones de riesgo en la infancia
La tremenda curiosidad de los niños, fundamental en el proceso de aprendizaje, es una de las principales causantes de accidentes infantiles. Para prevenirlos, es conveniente conocer el entorno del niño y su actitud, así como los peligros que puede encontrar.
A continuación, te damos las claves para prevenir accidentes infantiles en casa, en la calle, en el colegio y en el coche. Descubrirás también las situaciones de riesgo a las que se pueden enfrentar los niños y a las que hay que prestar especial atención. Si estás buscando una niñera para echarte una mano con los peques o si eres una profesional del cuidado infantil, regístrate sin compromiso en Sitly. ¡Tanto el registro como el acceso a todos los perfiles es gratuito!
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Situaciones de riesgo para los niños durante los primeros años
Durante los primeros años del bebé, su seguridad depende principalmente de los padres así como de las personas adultas de las que está al cargo. El entorno de mayor riesgo es su propio hogar y la guardería, los más habituales durante los primeros años de vida.
Tanto los progenitores como las niñeras o cuidadoras de centros infantiles, deben ser conscientes de los riesgos, debido a su escasa autonomía.
Hasta que el bebé comienza a caminar, a partir del primer año, su capacidad de movimiento es limitada. Sin embargo, alcanza con sus manos objetos y se lleva todo a la boca. El gateo le permite además no sólo desplazarse sino también subir y bajar escaleras.
El bebé no cuenta con sensación de peligro y su curiosidad por explorar le pone en peligro.
Los accidentes más frecuentes durante los primeros años de vida son:
Caídas
Intoxicaciones
Quemaduras
Atragantamiento o asfixia por objetos
Situaciones de riesgo para los niños a partir de los 6 años
Durante este periodo los niños presentan ya un gran desarrollo motor e intelectual. Sin embargo, no son todavía responsables ni autónomos por lo que es necesaria su supervisión.
En esta etapa son capaces de entender los riesgos que les rodean gracias a la explicación de un adulto. Especialmente, aquellos que se refieren a juegos o lugares que frecuenten habitualmente.
Los accidentes infantiles en este periodo de edad, se producen principalmente en la calle o en el colegio.
Cómo evitar accidentes infantiles en casa
Durante los primeros años de vida del niño, el hogar es el lugar en el que se produce un mayor número de accidentes infantiles. Se trata del entorno en el que los niños juegan y desarrollan sus actividades cotidianas con mayor frecuencia.
Estos son los principales consejos para saber cómo evitar los accidentes infantiles en el hogar. Es conveniente comentar todas estas precauciones con las personas que estén a cargo del niño, informar tanto a la escuela infantil, como a la canguro en casa o a la niñera de bebés recién nacidos.
Cómo evitar caídas en el hogar
La cuna en la que duerme el bebé debe contar con barrotes altos y próximos entre sí. Asimismo, en caso de cunas abatibles, es fundamental que la barrera esté subida cuando el niño está en su interior.
No deben dejarse nunca en la cuna peluches, juguetes o almohadas que el bebé pueda utilizar a modo de escalón para salir de la cuna.
Cuando los niños comienzan a dormir en una cama individual, es necesario instalar barreras de seguridad a modo de protección ante posibles caídas.
Siempre atar los anclajes de la silla de paseo del niño.
Al alimentar al bebé en la trona, los anclajes de sujeción siempre deben estar enganchados.
Prestar atención a alfombras, cables o juguetes que puedan suponer un obstáculo en el suelo y provocar caídas.
La superficie de la bañera ha de ser antideslizante, se pueden fijar almohadillas adhesivas de goma para evitar caídas. También se pueden instalar pasamanos como sujeción para entrar y salir de la bañera.
NUNCA se debe dejar a un niño sólo en la bañera.
Los suelos deben estar secos cuando hay niños en casa.
Si la casa cuenta con escaleras se deben instalar barandillas con barrotes próximos entre sí, para impedir el acceso a los pequeños. Asimismo, se debe prestar atención a que el pequeño no pueda trepar la barandilla gracias a objetos próximos.
Instalar seguros de protección en ventanas.
Los cambiadores deben ser cóncavos y con laterales seguros. NUNCA debe dejarse al bebé sólo sobre un cambiador.
Cómo prevenir una herida
Mantener fuera del alcance del niño cualquier herramienta cortante o punzante. Tenedores, cuchillos, botellas de cristal o tijeras se guardarán en armarios bajo llave o a una altura que los niños no puedan alcanzar.
Tanto la lavadora como la secadora deben contar con un dispositivo de parada automática cuando el niño intente abrirlas o un bloqueo que impida su apertura.
Poner protectores de goma en muebles u objetos de decoración que sean puntiagudos o punzantes.
Los pequeños electrodomésticos no deben ser accesibles al menor. Utensilios como picadoras, batidoras o ventiladores suponen una serie de riesgos a los que los niños no deben estar expuestos.
Cómo prevenir quemaduras en niños
Comprobar la temperatura del agua antes de bañar al niño. Se puede hacer introduciendo el codo o mediante un termómetro. La temperatura nunca debe superar los 37 grados. Es aconsejable empezar a llenar la bañera primero con agua fría.
Guardar cerillas y mecheros siempre bajo llave y en lugares no accesibles para los niños.
Alejar a los niños de fuentes de calor como radiadores, estufas o chimeneas. Se pueden instalar muebles para los radiadores con rejillas o protectores para las chimeneas.
En caso de que padres o educadores sean fumadores:
Apagar siempre las colillas.
Vaciar regularmente ceniceros.
No fumar en la cama o con el niño cerca.
Instalar un detector de humo en la vivienda.
Mantener al niño alejado de líquidos calientes.
Vigilar estrechamente al niño cuando el horno de la cocina esté en funcionamiento, impedir que pueda contactar con la puerta exterior del mismo.
Evitar calentar el biberón en el microondas porque el calentamiento de la leche se hace de forma irregular. Comprobar siempre la temperatura del mismo antes de su administración (mediante el goteo de la leche en la parte interior de la muñeca).
Instalar protectores en todos los enchufes de la casa.
Mantener al niño alejado de aparatos eléctricos, prestar especial atención a la plancha.
Dejar los mangos de sartenes y cazos siempre hacia dentro de la encimera, evitando que el niño pueda acceder a ellos porque sobresalgan.
Cómo se pueden prevenir las intoxicaciones
Mantener fuera del alcance del niño:
Medicamentos
Productos de limpieza
Insecticidas
Abonos
Otros productos tóxicos
Utilizar armarios con sistemas de seguridad para guardar los productos tóxicos y los medicamentos.
Guardar los productos tóxicos en su embalaje original, ya que puede aportar información muy útil en caso de intoxicación.
Confirmar siempre que los productos y envases están bien cerrados.
Hablar con el niño sobre el peligro de manipular este tipo de productos tóxicos por el riesgo de intoxicación.
En el caso de medicamentos, explicar al menor que sólo deben administrarse por parte de un adulto y en caso de enfermedad. Por otro lado, advertirles de las graves consecuencias que puede tener una intoxicación por medicamentos.
En caso de intoxicación, llamar inmediatamente al teléfono del Instituto Nacional de Toxicología (91 562 04 20) así como a emergencias (112).
Cómo prevenir la asfixia o el ahogo por atragantamiento
No introducir la alimentación sólida al niño hasta que lo recomiende el pediatra.
Jamás introducir alimentos en la boca del menor cuando esté riendo, llorando, corriendo o saltando.
Hay que enseñar al niño a masticar despacio y darle trozos pequeños de comida.
Deben evitarse, durante los primeros años de edad del niño, los frutos secos con los que puede atragantarse, así como caramelos, aceitunas o frutas con hueso.
El adulto debe dar ejemplo evitando conductas de riesgo. Por lo tanto, no sujetar con la boca alfileres, clavos o agujas, ya que los pequeños suelen imitar a los adultos.
Mantener alejadas del alcance de los niños las bolsas de plástico. Pueden introducirlas en la cabeza y asfixiarse, de esas forma evitaremos accidentes infantiles que pueden resultar letales.
Evitar cadenas, lazos o cuerdas en el cuello del bebé. El riesgo es todavía mayor cuando el niño duerme, eliminaremos de esta forma el riesgo por estrangulamiento.
Comprar sólo juguetes homologados y que hayan pasado los controles de seguridad oportunos. Usar los juegos que sean adecuados para su edad y evitar aquellos que contengan piezas pequeñas con los que el pequeño se pueda atragantar o asfixiar.
Cómo prevenir ahogamientos en niños en casa y recintos particulares
Nunca dejar a los niños solos en la bañera para prevenir ahogamientos.
Instalar vallas de seguridad y protección en piscinas particulares y comunitarias, para evitar el acceso de los niños a las mismas.
Los menores siempre deben ir acompañados por un adulto a la piscina.
Prestar siempre atención al niño mientras está en la piscina, aunque sepa nadar. Un minuto sin supervisión puede ser suficiente para que el menor se ahogue.
Mantener especial atención ante cubos llenos de agua o piscinas hinchables. Un niño pequeño puede incluso ahogarse con tan sólo un palmo de agua.
Cómo prevenir la muerte súbita del lactante
El síndrome de muerte súbita del lactante, también conocido como muerte en la cuna, es la muerte de un niño menor de un año de edad mientras duerme, de forma repentina e inesperada. El SMSL es más frecuente entre los 2 y 4 meses de vida, afectando más a niños que a niñas. La mayoría de los casos se producen durante el invierno.
Consejos para prevenir la muerte súbita del lactante:
Acostar al niño boca arriba, en la cuna. Esto se debe a que acostar al bebé boca abajo duplica el riesgo de muerte súbita.
El colchón del niño debe ser firme y transpirable.
No debe abrigarse al bebé en exceso al acostarle.
La temperatura de la habitación del niño debe mantenerse entre 20 y 22 grados.
No usar nunca almohadas, cojines o edredones.
Vigilar que en la cuna no haya ninguna cinta ni cadena para el chupete con la que pueda estrangularse.
Nunca tapar al bebé por encima de las axilas. Procura acostarle con sus pies tocando la parte inferior de la cuna, de esa forma el niño no se podrá desplazar bajo las sábanas o la manta.
No fumar durante el embarazo ni tras el parto. El tabaco duplica las posibilidades de que un niño padezca el síndrome de muerte súbita. Tampoco dejes que se fume en la casa y mucho menos en el cuarto del bebé.
Cuando el niño presenta problemas de reflujo gástrico, con regurgitación frecuente de la leche materna o leche en polvo, es conveniente consultar al pediatra.
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